Bruxismo Dental: causas, síntomas y tratamiento

El bruxismo es una patología que se materializa en un hábito no voluntario (inconsciente), generalmente nocturno (mientras dormimos), que consiste en frotar los dientes, deslizarlos, rechinarlos o apretar la mandíbula sin ninguna utilidad. Esto tiene consecuencias negativas en el desgaste de la piezas dentales y en sobrecargas musculares mandibulares, así como dolores de cabeza y de oído.

Los porcentajes varían según el estudio, pero se calcula que entre un 10 y un 20% de la población mundial padece esta patología. No obstante, en España ese porcentaje es netamente superior. De hecho, según un estudio realizado por el Hospital Ruber de Madrid, alrededor de un 70% de la población española podría apretar los dientes de manera inconsciente y padecer bruxismo.

Por otra parte, este mal puede afectar incluso a los niños, pero en la mayoría de casos aparece en pacientes de entre los 25 y los 40 años. A partir de esta edad el porcentaje aquejados comienza a descender de una manera notable. Por tanto, el bruxismo puede desaparecer por causas naturales y que no nos demos cuenta al producirse de forma inconsciente.

Pese a todos estos datos, la realidad es que muchos casos no están diagnosticados en la actualidad, al ser realmente complicado que nos demos cuenta por nosotros mismos.

El bruxismo consiste en la repetición patológica de la actividad masticatoria, lo que comúnmente se conoce como apretar los dientes, sin algún propósito funcional. Este problema, que generalmente se desarrolla de manera totalmente inconsciente e involuntaria, implica en ocasiones el rechinamiento de dientes y el apretamiento de los músculos masticatorios.

Solemos pensar que es algo que ocurre únicamente mientras dormimos. Sin embargo, se trata de un trastorno que en ciertos pacientes aparece durante el día.

Asimismo, es importante que tu forma de cepillado de dientes no sea brusca, porque puede afectar al tejido gingival provocando la pérdida de la misma haciendo que el diente se vea “más largo”. Para corregir este defecto, está indicado realizar un injerto de encía, , para lucir tu sonrisa bonita de nuevo.

Los síntomas que pueden indicar que el paciente sufre bruxismo dental son muchos y de diversa índole. Normalmente se presenta por un apretar o rechinar de dientes, un desgaste dental o dolor de los músculos responsables de la masticación (articulación temporomandibular o ATM).

Hay pacientes a quienes les aparece provocado por el estrés o la ansiedad; aquellos que sufren insomnio; otros, por un grave problema como es la depresión. En caso de empeorar la situación causante de la patología, se pueden agravar los síntomas.

En algunas ocasiones el bruxismo y sus síntomas están asociados al dolor de cabeza, cuello y de oído, mientras que en otros casos se manifiesta en forma de sensibilidad muscular o a las cosas calientes o muy fríos. Tampoco olvidemos los pacientes a los que se les diagnostica tras sufrir algún tipo de trastorno alimentario, y los que se aquejan de un dolor o una inflamación de la mandíbula por masticar de esta forma.

Lo normal es detectar el bruxismo nocturno por que el paciente no para de crujir los dientes al dormir, pero también existen muchos casos de bruxismo diurno. En estos casos, el dolor orofacial puede ser realmente intenso, ya que sometemos a los músculos mandibulares a prácticamente 24 horas de trabajo al día.

Aparte del desgaste en las piezas dentales, se pueden producir constantemente episodios de sensibilidad dental al frío, al calor, a sabores intensos dulces, amargos, ácidos…

Las causas que provocan el bruxismo no están siempre claras, aunque en un gran porcentaje de pacientes estos motivos están relacionados con algunos de los signos que hemos mencionado con anterioridad. Así, muchas veces es el estrés la causa de su aparición. En otras ocasiones se debe a una maloclusión, es decir, una mala alineación de los dientes.

En la mayoría de las ocasiones, se recomienda una alineación dental y una rebaja del nivel de estrés, pero es posible que el bruxismo, su causa y su solución se presenten a largo plazo. Es decir, sin el tratamiento adecuado, podemos ayudar a reducir el bruxismo, pero no solucionarlo si no encontramos la raíz del asunto.

Hablamos de un trastorno que puede causar problemas de varios tipos. Los relacionados directamente con los dientes y la mandíbula son los siguientes:

• Desgaste dental, fisuras y rotura de piezas.
• Hipersensibilidad y dolor dentario.
• Sobrecarga muscular.

De igual forma, esta patología puede desembocar en otros efectos secundarios:

• Dolores de cabeza (incluso cefaleas).
• Trastornos del sueño.
• Problemas cervicales.
• Dolor de oído.
• En algunos casos más graves, el bruxismo puede producir vértigo periférico y mareos.

¿Cómo evitar el bruxismo dental? La ortodoncia puede ser una de las soluciones a este problema. Para evitar el riesgo de lesión dentaria y su posible afección muscular, se recomienda su tratamiento mediante férulas de descarga para controlar la sobrecarga del sistema masticatorio.

Estas férulas requieren un diseño adecuado y personalizado, así como revisiones y ajustes periódicos por parte del profesional para su correcto funcionamiento. Estos dispositivos evitan que los dientes choquen entre sí y ayudan a relajar la mandíbula.

Para casos realmente graves, se recomiendan sesiones de fisioterapia o masajes  en los músculos de la mandíbula.

En cualquier caso, debemos bajar nuestro nivel de estrés, aprender técnicas de relajación y mejorar nuestros hábitos de sueño. De esta forma descartaremos atacaremos una amplia mayoría de las causas.

Los tratamientos anteriores deberían de ayudar a hacer desaparecer síntomas análogos como el abusar de los chicles, el morder se las uñas, consumir alimentos crujientes o muy duros.